Y sentí que estamos unidos, que somos uno.

Tú, que estás al frente mío, que estás aquí y ahora conmigo, tampoco eres un cuerpo. Habitas un cuerpo, pero no eres el cuerpo. Entonces, te observo, te siento y desvanezco tu cuerpo, permito en mi mente que se caiga tu personalidad, tus rasgos, mis definiciones sobre ti, tus títulos y personajes; te siento y queda quien realmente ERES, solo tu existencia, aquí y ahora conmigo.

Si tu existencia, quien ERES, no tiene límites físicos, entonces ¿hasta dónde abarcas en este momento? ¿Hasta dónde llegas? Te siento, solo ESTAS, en TODO.

Estas al frente mío, te expandes, te siento. Yo tampoco tengo limites, me expando, me siento. Nos acercamos como esencias hasta que nos unimos y condensamos para vivir este mismo espacio tiempo, como consciencias que hemos acordado estar aquí y ahora para ambas vivir este instante santo, este momento presente. Tú y yo estamos coexistiendo en el TODO en este momento.

Y Somos Uno. Tu experiencia en la forma y la mía aportan a nuestra única consciencia unida, a nuestro SER unido. Ambos compartimos, experimentamos y crecemos con esta forma exterior, no hay otra forma.

Mi personaje no lo ve y me creo separado de todo, me creo especial, me creo único y ajeno. Pero mi SER está unido a todo, unido a ti aquí al frente, por amor por mí y para mí, y por ti y para ti, por nosotros.

Hemos acordado terminar este aquí y ahora, nuestras esencias se separan para seguir interactuando con otras, en otros instantes santos, para manifestarnos en otros espacios tiempo con otros SERES y unirnos en consciencia para aprender, sentir, recordar, despertar y regresar.

Estamos unidos. Todo lo tuyo es sagrado para mí, porque es mi experiencia también. Amo y libero tu experiencia, te permito SER y EXISITIR como debas ser cuando estas al frente mío. Es por amor para ambos. Te libero de mis juicios y creencias de mi separación y especialidad. ERES YO, SOY TU.

Te amo y gracias por SER.

Somos uno, vamos juntos.